jueves, 19 de enero de 2017

Como enfrentarse al próximo desafío mundial en salud pública.




Gracias a la cooperación internacional sin precedentes, el mundo está logrando avances impresionantes en la lucha contra la malaria.

Y este progreso no se limita a la malaria. Muchos países han reducido las nuevas infecciones por el VIH en un 50% o más durante un período similar.


 Sin embargo, a pesar de que las tasas de mortalidad por enfermedades infecciosas están disminuyendo, los estilos de vida sedentarios, el consumo de tabaco y las dietas deficientes de los países desarrollados se están popularizando en el mundo en desarrollo y, por consiguiente, las enfermedades no transmisibles (ENT), como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer están aumentando a un ritmo alarmante.

Más allá de constituirse en amenazas para la vida de las personas, las enfermedades no transmisibles pueden desestabilizar las economías, especialmente en países con infraestructuras de salud limitadas. El desafío para los Gobiernos y los organismos de salud a nivel mundial es continuar avanzando en la lucha contra las enfermedades infecciosas, mientras que al mismo tiempo también abordan la creciente amenaza que representan las ENT.

.Para empezar, necesitamos innovación. Sin el gran salto adelante en el tratamiento antirretroviral en a mediados de la década 90, no tendríamos las herramientas que tenemos hoy para controlar el VIH. Y, sin los tratamientos combinados basados en la artemisinina que también surgieron en esa década, las tasas de mortalidad de la malaria permanecerían en niveles obstinadamente altos. Las políticas que mejoran el acceso a la atención de la salud también deben apoyar a la innovación y nunca deben socavarla.




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